jueves, 12 de noviembre de 2009

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Reflexión de un futuro docente

En un país donde las clases sociales se ven fuertemente marcadas y las oportunidades se limitan a algunos pocos, es necesario cambiar la cara de la moneda, para esto se hace indispensable atacar y arrancar el problema de raíz.

¿Pero cuál es ese problema?
Podría resumirlo en una sola palabra: injusticia, que claro está, encierra una larga lista de sucesos que son poco convenientes para vivir en una sociedad sana, pacífica y humanista, y que a su vez están enlazados entre si y uno desencadena el otro, sin darnos cuenta estamos encerrados en un círculo vicioso.

La violencia intrafamiliar, los grupos al margen de la ley, la corrupción del gobierno, el narcotráfico, el consumo de sustancias psicoactivas, la prostitución, el asesinato de líderes idealistas, el irrespeto por la libre expresión, la desnutrición, el secuestro, la desigualdad en la distribución de los bienes de la nación son algunos de esos problemas que conforma la mencionada lista.

¿Y qué hacer ante esto?
El secreto de la solución está en unos pasos más adelante, pero que se deben dar firmes desde ya. El rumbo del país está en el futuro de Colombia, o sea, los niños o dicho mejor las nuevas generaciones a las cuales no debemos contagiar, ni dejar que sean participes de una realidad cruel y fría, pero a la vez se debe crear conciencia y reflexionar sobre las equivocaciones que se han vivido.

La mejor forma de surgir es la educación, con una adecuada formación integral, en unas buenas condiciones, esto suena un poco utópico teniendo en cuenta la lista citada. No obstante es la base para construir la nueva sociedad.

En esta tienen parte los padres de familia y los maestros principalmente. Quienes son los entes activos para promover esta revolución. Los maestros son quienes guían, orientan, enseñan, instruyen, aconsejan, forman y dan herramientas, después del hogar y la familia, así pues las nuevas generaciones estarán según las garantías del gobierno con la educación, nueve años mínimo en contacto directo con ellos, en este lapso de tiempo los maestros podrán corregir algunas falencias que puedan traer desde sus inicios en el hogar, entonces la intención del maestro será formar actitudes positivas en la sociedad.

Se requiere seres responsables, comprometidos, creativos, lideres, con mentes abiertas, soñadores, pacientes, apasionados en el buen sentido de la palabra, comprensivos, etc. No cualquier profesión, labor u oficio tiene semejantes exigencias y mucho menos tiene tan magnífica, sublime y trascendental misión, como lo es ser docente, maestro, profesor o educador.

En toda profesión se requieren herramientas y materiales, a diferencia de otras muchas profesiones, en nuestro caso el material no son simples hojas, no son computadores, ni terrenos, son seres humanos que piensan, sienten y actúan. Y nuestras herramientas no son metros, tornillos o sustancias, simplemente es el buen ejemplo.

Puedo afirmar que los médicos, enfermeras tratan directamente con personas, al igual que todos los oficios, son de los humanos y para los humanos, en este caso se lleva una relación con el aspecto biológico y corporal. Los psicólogos muy integrados con la labor de educar, enfatiza mas en un estado y en un problema particular. Como maestros nosotros tocamos los aspectos sensible, moral, social, emocional, sin dejar de lado el aspecto cognitivo corporal y estético.


El ser maestro es una de las mayores labores que podemos dar a la construcción de esa sociedad anhelada. Claro está, que no es la única manera de contribuir al cambio de la cara de la moneda, se puede contribuir con buen ejemplo, buenas acciones y obrando correctamente, pero si es la manera más directa, eficaz y abarcadora de agregarse a la solución del problema.

Considero que con estas ideas se podrá tener más clara la razón del ser maestro, si se tienen dudas, si se toma esto como una facilidad y no como una vocación, solo podría decir que es bueno dejar el egoísmo a un lado y dejar de pensar tan encasilladamente en nosotros mismo, y abrirnos a las expectativas de otros soñadores. No pensar en un “yo”, sino en un “nosotros”.
¿Qué piensa usted?



DORIS S. LEON H
CUARTO SEMESTRE